viernes, 11 de febrero de 2011

Rafael del Bosque



RETRATO DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON PEDRO RAFAEL DEL BOSQUE,
CONSEJERO DE ESTADO,
POR ROSARIO WEISS
    El retrato, una miniatura al lápiz plomo de 11’4 x 9’5 cm, firmado a la derecha de quien lo contempla R. W., nos muestra el busto de un cortesano joven de aspecto distinguido, enmarcado en un óvalo. Figura a don Pedro Pascual Rafael Josef del Bosque, nacido en Valencia el día 21 de octubre de 1806, hijo del matrimonio formado por don José Antonio del Bosque y Sanchís, doctor en Medicina, y doña Josefa González de Cardona, ambos de la misma naturaleza, vástagos de antiguas familias de dicho reino [1].

SU ACTIVIDAD MILITAR, HACENDÍSTICA Y POLÍTICA
    Inició su carrera en la milicia, según se desprende de una certificación que obra en su expediente personal y que transcrita dice:
   Don Juan de Llano, caballero cruz y placa de la Real y Militar Orden de San Hermengildo, condecorado con varias cruces de distinción por acciones de Guerra, Coronel de Infantería y Jefe de la redacción de hojas de servicio de esta Provincia, certifica: Que D. Pedro Rafael del Bosque, Intendente de Rentas, movido por su patriotismo y entusiasmo por las Libertades Patrias, á mediados de Junio de mil ochocientos veinte y tres sentó plaza voluntariamente en el Batallón Ligero Cazadores de Cataluña, con cuyo Cuerpo se halló en la Plaza de Alicante, bloqueada por los enemigos, e hizo algunas salidas con la guarnicion, sosteniendo algunos encuentros hasta el doce de noviembre del mismo año, que capituló con las tropas francesas, habiendo obtenido su licencia absoluta a fines de Diciembre como alférez, a cuya clase había sido promovido. A virtud de sus compromisos políticos tuvo que emigrar al Extranjero, y permaneció en Francia hasta Setiembre de mil ochocientos treinta y tres, que regresó a España a acogerse al soberano decreto de amnistía, habiendo permanecido sin colocación hasta el catorce de Marzo de mil ochocientos treinta y cinco, que fue nombrado escribiente primero de la clase de primeros de la Seccion de Contabilidad de la Direccion General de Rentas Estancadas y Resguardos, desde cuya fecha es baja en el arma de Infantería. A consecuencia de Real orden, fecha 21 de Mayo último el Regente del Reino tuvo a bien dispensar al interesado el no haberse presentado en el plazo prefijado y en los términos prevenidos en el Real Decreto de once de Febrero de mil ochocientos treinta y cuatro a acogerse a la amnistía como individuo militar, debiendo por lo tanto acreditársele el tiempo que sirvió en el Ejército en la época de mil ochocientos veinta a veinte y tres, y el de la emigracion que sufrió, hasta la fecha en que pasó a la Hacienda, contando por consiguiente once años, ocho meses y veinte y nueve días de efectivo servicios, que con cuatro meses y veinte y ocho días que le pertenecen de abonos por aquella Guerra, componen el total de doce años, un mes y veinte y siete días.


    Procedente de la escala de oficiales del ministerio de Hacienda obtuvo la Intendencia del ramo en la provincia de Ciudad Real en 1839. Posteriormente desempeñó la dirección general de Tabacos por Real Orden de 16 de junio de 1847. En 1850, por otra Real Orden de 6 de mayo, fue nombrado ministro contador mayor del Tribunal Supremo de Cuentas.
    Don Rafael del Bosque ejerció como secretario con ejercicio de Decretos de S. M. la Reina Doña Isabel II, y consejero de Estado, al menos desde 1853 y hasta el año 1877.
    Entre los expedientes personales que se conservan en el Palacio de Oriente, figuran varios de miembros de la familia Del Bosque que estuvieron al servicio de los Reyes de España. La educación de don Rafael, huérfano al morir su madre de parto, al darle a luz en el transcurso de un accidentado viaje, y su padre en el sitio de Valencia, quedó a cargo de su tío fray Luis del Bosque y de algunos de aquellos parientes, establecidos en Aragón. Estas circunstancias podrían justificar su ingreso en el servicio de la Casa Real.
    Diputado a Cortes en las legislaturas de 1847-48; 1849-50, 1849-50; 1850-51, 1857-58 y 1865-66, por la circunscripción de Zaragoza, su semblanza fue publicada en un tomo de autor anónimo que contiene las de los 340 diputados a Cortes que figuraron en la legislatura de 1849 a 1850:



Escudo de Armas de don Rafael del Bosque. 1882





Bosque, don Rafael
Por Daroca, provincia de Zaragoza.
    Parece un juego de azar el movimiento á que están expuestos en España los empleados; así se vé, que tan luego como, van adquiriendo conocimientos en el ramo que tienen á su cargo, se les separa para trasladarlos á otro puesto. Los de Guerra suelen pasar á Instrucción pública, los de Hacienda á Gobernación, los de Obras públicas al ramo de Hacienda, los de Gracia y Justicia toman á su cargo la dirección del Comercio, los literatos mandan la Marina y los que de nada entienden lo mandan todo.
    El señor Bosque, después de costosos ensayos y peligrosos experimentos en la dirección y manejo de las rentas estancadas, y cuando estas tomaban algún incremento, ha sido separado de su destino para nombrarle magistrado del Tribunal mayor de Cuentas, en donde no hay duda que verá cosas estupendas, y aprenderá los misterios de nuestra sabia y moral administración.
    Los diputados habrán sentido la separación del señor Bosque, porque cuando le pedían algún destinillo de escalera abajo para un encargo, no tardaba en servirles con uno de los que tenía de reserva para ese caso: los fumadores se alegraron, pues mientras estuvo de director de la renta nunca pudo lograrse un cigarro bueno, en los estancos; pero ahora es peor y anda más escaso.
    Es atento y agradable, y suele llevar en la pechera unos brillantes que parecen en lo diáfanos gotas de agua [2].


Anónimo: José de Espronceda. 1846
    Participó activamente en la política de su época y mantuvo una estrecha amistad con José de Espronceda. Rodríguez-Solís, en su biografía del poeta refiere lo siguiente:
    Durante los graves sucesos políticos que precedieron a la caída de Istúriz, Espronceda, jefe de un motín político ocurrido a la salida de la Plaza de Toros, tuvo que esconderse, librándose por milagro de las garras de la policía. Su íntimo amigo don Rafael del Bosque le salvó, llevándole a esconder a la casa de un comisario de policía, amigo suyo, que habitaba en la calle de la Flora, pensando, y con razón, que en ningún sitio podría buscarle menos la policía que en casa de uno de sus jefes. Allí escribió sus célebres composiciones “El Verdugo” y “El Mendigo”, que su amigo el Señor del Bosque llevó al periódico la Revista Española, del Sr. Carnerero [3].
    Con motivo de la desamortización de los bienes de la Iglesia tuvo ocasión don Pedro Rafael del Bosque de adquirir al Estado un latifundio en Extremadura, descrito por Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico, Tomo I, publicado en Madrid en 1848 como:
    ALARZA, SANTA CRUZ DE: granja de la provincia de Cáceres (18 leguas), partido judicial de Navalmoral de la Mata. Situada a la margen derecha y muy próxima al río Tajo, en el Término jurisdiccional de Peraleda de la Mata: comprende 1.530 fanegas de tierra de primera calidad, 3.500 de tercera, de monte, encinas y pastos; una huerta de una fanega sin arbolado, que no se cultiva por falta de aguas y 3 casas: la principal muy buena, con su oratorio; otra arruinada llamada la Bollería, y la tercera muy inferior, en el criadero de cerdos: perteneció a los monjes Bernardos de San Martín de Valdeiglesias, cuyo convento esta en Pelayos, pueblo de la provincia de Madrid; en el día a D. José Safont, que paga por su contribución 8,000 reales anuales.

Las hermanas del Bosque en la ribera del río Tajo en Alarza
    En la actualidad carecemos de datos suficientes para afirmar que el citado don José Safont fuera en realidad el administrador de su auténtico propietario. En caso contrario, pudiera ser que la finca hubiera sido comprada a este señor, tras la desamortización.
    En la Vega de Alarza, también denominada Villa Dehesa de Santa Cruz de Alarza, se conservaban vestigios romanos. Los monjes fundaron la granja ya en el siglo XIII. Su ermita-oratorio pasó por ser una de las más antiguas del Campo Arañuelo. En la década de 1960 quedó sumergida por las aguas de la presa de Valdecañas.

Rosario Weiss. Autorretrato
LA AUTORA DEL RETRATO
    Pudo conocer Rafael del Bosque a Rosario Weiss [Madrid, 1814-1843], durante el exilio que ambos padecieron en Francia. Rosario se encontraba en compañía de su madre, Leocadia Zorrilla, y de don Francisco de Goya, al parecer su amante y, para algunos historiadores, padre de nuestra artista. Que fuera o no hija del insigne pintor, no lo sabremos hasta que aparezca nueva documentación esclarecedora, pero sí podemos afirmar que fue su alumna aventajada, por la que el maestro sentía una especial predilección, señalando en diversas ocasiones su extrema habilidad para el dibujo. Goya la enseñó a pintar y ensalzó su talento en una carta escrita en 1824 a Joaquín María Ferrer, exiliado liberal en París:
    Esta célebre criatura quiere aprender a pintar de miniatura, y yo también quiero, por ser el fenómeno tal vez mayor qe. habrá en el mundo de su edad hacer lo qe. hace, la acompañan cualidades muy notables... le emvio a V. una pequeña señal de las cosas qe. hace qe. a pasmado en Madrid a todos los profesores como espero que sea ay lo mismo […]
    En su corta pero prometedora carrera realizó algunos retratos cuya finalidad última era la estampación litográfica. Según Ossorio y Bernard [4]:
    debemos citar varios retratos al lápiz, en cuyo género sobresalió, de los que recordamos los de Goya, Velázquez, Fígaro y Mesonero Romanos [...] y algunas láminas litográficas para las obras Isla de Cuba pintoresca, Galería Regia, y otras.
Manuel Alviach Deulonder. Rafael del Bosque.
de izda a dcha: Enero 1837. Febrero 1885
    Estas litografías fueron realizadas en el establecimiento de Doroteo Bachiller, quien había dirigido la Litografía de la Imprenta Nacional, donde se estamparon algunos mapas y los retratos reales para la Guía de Forasteros, siempre calcográficos. Posteriormente Bachiller fundó una empresa con su nombre, en la que figuraron Rosario Weiss y Antonio Gómez como colaboradores. El retrato que presentamos podría ser un estudio para una posterior litografía.
    La exquisita y menuda figura de Rosario Weiss, que permanecía arrumbada en un discreto olvido, se ha visto en época reciente sacudida por interpretaciones contradictorias de historiadores y críticos del Arte. Para unos, es la legítima autora de “La Lechera de Burdeos” y otras pinturas relevantes y tardías atribuidas hasta ahora a su maestro, apuntando sin pruebas, incluso, a su participación en turbios negocios de falsificación y copia malintencionada de obras, puestas luego en el mercado. Otros afirman que fue una excelente dibujante y menos que mediana pintora. No entramos en el estudio de su biografía, limitándonos a remitir al lector interesado a las diversas aproximaciones al conocimiento de su vida y obra, que se encuentran insertas en otras tantas monografías sobre Francisco de Goya y al reciente trabajo de Jaime Esaín Escobar Rosario Weiss, la ahijada de Goya [5].
    En el mes de febrero de 1885 don Rafael del Bosque, cuando ya contaba setenta y nueve años de edad, se hizo tomar un retrato fotográfico por Manuel Alviach Deulonder [o Dolander], en su estudio de la Puerta del Sol núm 14, con el fin de repartir las copias entre sus seis hijos. En esta ocasión el propio Alviach realizó una versión fotográfica e idéntica cantidad de reproducciones de la miniatura que le hiciera Rosario Weiss, sin duda con el mismo propósito. En estas copias del retrato de Weiss aparece una fecha: enero de 1834. Si esta data es correcta, la pintora hizo el minucioso trabajo seis años después del regreso de su estancia en Burdeos. Lo cierto es que el 18 de enero de 1842 fue nombrada maestra de dibujo de S. M. la Reina Doña Isabel y de su hermana la Infanta Doña María Luisa Fernanda, y difícil sería que no coincidieran en palacio un secretario y la profesora de dibujo de la monarca.
SU VIDA FAMILIAR
    Don Pedro Rafael del Bosque casó, en el oratorio de la iglesia de San Martín de Madrid, el 18 de octubre de 1846 [6], con doña Victoria Ana de Sola, natural del Real Sitio de San Fernando, e hija de don José de Sola Arnal y Abat y de doña María Manuela de Iglesias [7]. Doña Victoria de Sola falleció, en el número uno de la calle de los Leones, el 29 de diciembre de 1882, y fue sepultada en la Sacramental de San Pedro, San Andrés y San Isidro al día siguiente.
    El matrimonio tuvo seis hijos:

de izda a dcha: Victoria del Bosque y de Sola, Luisa del Bosque y de Sola,
Mª del Milagro del Bosque y de Sola, Juana del Bosque y de Sola

     I. Victoria del Bosque y de Sola nació el 3 y fue b. el 18 de marzo de 1853 en la parroquia de San Millán de Madrid, actuando de padrino don Juan Gaya, gentilhombre de Cámara de S. M [8]. Casó en la iglesia de San Marcos de dicha ciudad, el 31 de julio de 1873, con don Mariano de Figueroa y Rubio, coronel de Infantería, natural de La Coruña, hijo de don Cristóbal de Figueroa y García-Alcaína y de doña Mariana Rubio y Yarto, originarios de Écija en Córdoba, y Madrid respectivamente [9]. Falleció, viuda y sin herederos, en enero de 1930 en la villa de su nacimiento.
Mª del Milagro del Bosque y de Sola

    II. Luisa del Bosque y de Sola vino al mundo el 26 de octubre y fue b. el 5 de noviembre de 1859 en la iglesia parroquial de San Martín. Fueron sus padrinos don José Montenegro y doña Victoria del Bosque [10]. Contrajo matrimonio en el oratorio de la citada parroquia, el 21 de junio de 1884, con don Fernando de Bruna y García-Suelto, propietario, natural de Toledo, hijo de don Juan de de Bruna y de la Vega, natural de Lorca, Murcia, y de doña Matilde García-Suelto y Pueyo y hermano del general de brigada de Ingenieros don Ramiro de Bruna [11]. El matrimonio tuvo un hijo: don Alberto de Bruna y del Bosque. Falleció doña Luisa del Bosque en Madrid, el día primero de abril de 1913 [12].
    III. Rafaela del Bosque y de Sola, nacida el 18 de junio de 1863, recibió el bautismo en la parroquia de San Ildefonso de Madrid el 28 inmediato, ceremonia en la que hicieron de padrinos don Juan Gaya, que lo fue de su hermana mayor, y esta misma, doña Victoria del Bosque y de Sola [13]. Casó en la iglesia madrileña de San Sebastián, el 13 de marzo de 1889, con don Juan José Francisco de Paula Gaviño y Boy, propietario, licenciado en Ciencias, natural de Puerto Real, Cádiz, hijo de don Francisco de Paula Gaviño de Boy y de doña María Margarita de Boy y Pérez de Briones [14]. Fallecio don Juan Gaviño en Santa Cruz de Tenerife el día 13 de abril de 1914, y su mujer, en la misma ciudad, treinta y tres años más tarde [15]. Tuvieron cuatro hijos, de los que sobrevivieron María, Rafael y Carmen Gaviño del Bosque.
                               Juana del Bosque y de Sola
      IV. María del Milagro del Bosque y de Sola nació el 10 y fue bautizada el 19 de marzo de 1865 en la ya nombrada parroquia de Ildefonso de Madrid. Una vez más fueron padrinos de la criatura don Juan Gaya y doña Victoria del Bosque [16]. Contrajo nupcias en el oratorio de la repetida parroquia de San Martín, el 18 de abril de 1885, con don Carlos Pérez Toresano, abogado, diputado provincial, académico correspondiente de la Real de la Historia, natural de Mérida, Badajoz, hijo de don Carlos Pérez Pato y de doña María del Coral Toresano y del Río, naturales de la citada Mérida y de Sevilla, respectivamente [17]. Don Carlos Pérez Toresano falleció en Mérida el 4 de abril de 1908. Hijos: don Rafael, don Jorge, doña Milagro y don José Pérez del Bosque.
    V. Rafael del Bosque y de Sola vio la luz el día 21 y fue llevado a la pila de la parroquia de San Millán de Madrid el 31 de diciembre de 1867, por el repetido don Juan Gaya, gentilhombre de Cámara, y su hermana doña Victoria del Bosque [18].
    VI. Juana del Bosque y de Sola nació el día 28 de octubre y fue bautizada el treinta de nobiembre de 1874 en la parroquia de San Martín de Madrid. Fueron sus padrinos los mismos don Juan y doña Victoria. Testó ante don Antonio Turón y Boscá el 15 de noviembre de 1890 y murió soltera, el día 26 de dicho mes y año.



    Don Rafael del Bosque falleció en la Villa y Corte el día 27 de febrero de 1890. Había testado, al menos, en dos ocasiones, la primera ante don Manuel García Rodrigo el 6 de marzo de 1883 y por segunda vez por presencia del notario don Antonio Turón y Boscá, el 6 de febrero de 1890, ambos de Madrid.
    Su retrato fue traído a las islas Canarias con motivo del establecimiento en ellas, en 1898, de su hija doña Rafaela del Bosque y de Sola y su marido don Juan Gaviño y Boy.
Rafaela del Bosque y de Sola                                                 Juan José Gaviño y Boy
 

 NOTAS
[1] Fue bautizado el 25 inmediato en la parroquia de Santa Catalina Mártir. Libro XIV de Bautismos, f. 16.
[2] Dirección General del Tesoro y Política Financiera: Expediente del Excmo. e Iltmo. Sr. Don Rafael del Bosque.
Serie electoral: Legajo 27, num. 14; Legajo 29, núm. 21; Legajo 32 núm. 14 y Legajo 56, núm. 8. Archivo del Congreso de los Diputados. Madrid.
[3] Vide: RODRÍGUEZ-SOLÍS, E.: Espronceda. Madrid. 1883 y ESPRONCEDA, J.: Poesías líricas y fragmentos épicos. Edición de Robert Marrast. Clásicos Castalia. Cuarta Edición. Madrid. 1984.
[4] OSSORIO Y BERNARD, M.: Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. Edición facsímil. Madrid. 1975.
[5] BÉNÉZIT, E.: Dictionnaire critique et documentaire des peintres, sculpteurs, dessinateurs et graveurs. Librairie Gründ. Paris.1976.
HELMAN, E.: Trasmundo de Goya. Alianza Forma. Madrid. 1993.
CRUZ VALDOVINOS, J. M.: Goya. Biblioteca Salvat de grandes biografías. Barcelona. 1989.
GALLEGO, A.: Historia del grabado en España. Cuadernos Arte Cátedra. Tercera edición. Madrid. 1999.
[6] Parroquia de San Martín. Madrid. Libro XLVII de Matrimonios, f. 209v.
[7] Nacida el día anterior, fue bautizada en la parroquia de Nuestra Señora de la Purificación el 7 de marzo de 1831.
[8] Parroquia de San Millán. Madrid. Libro XXXV de Bautismos, f. 58.
[9] Registro Civil del Distrito de la Universidad. Madrid. Tomo IV, f. 114.
[10] Parroquia de San Martín. Madrid. Libro LXXIX de Bautismos, f. 244v.
[11] Parroquia de San Martín. Madrid. Libro LII de Matrimonios, f. 293.
[12] Registro Civil del Distrito de Palacio. Madrid. Tomo CXXXV, f. 312.
[13] Parroquia de San Ildefonso. Madrid. Libro XVIII de Bautismos, f. 354v.
[14] Parroquia de San Sebastián. Libro LV de Matrimonios, f. 178v.
[15] Registro Civil de Santa Cruz de Tenerife. Tomo LXVIII, f. 185. Sección Tercera.
[16] Parroquia de San Ildefonso. Madrid. Libro XX de Bautismos, f. 63v.
[17] Registro Civil del Distrito del Hospicio. Madrid. Libro XXIV de Matrimonios, f. 244v.
[18] Parroquia de San Millán. Madrid. Libro XXII de Bautismos, f. 59.
[19] Parroquia de San Martín. Madrid. Libro LXXXIV de Bautismos, f. 3v.
[20] Parroquia de San José. Madrid. Libro XXV de Defunciones, f. 468v.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Maud [Bonneaud] Westerdahl


 BIO-BIBLIOGRAFÍA

    1921
    Madeleine Annette Bonneaud, hija de Arsènne Theódore Bonneaud, profesor de Instituto, y de Adrienne Aimée L’Hotelier, también pedagoga, fue inscrita en el Registro Civil de Limoges como nacida en dicha ciudad el día 4 de enero de 1921. Mairie de Limoges. Naissances Nº 20. Archivo H. Westerdahl. Madrid.

Arsènne Theódore Bonneaud y Adrienne Aimée L’Hotelier

    Nací en Limoges, de una familia universitaria dedicada exclusivamente a las Ciencias. Mi madre era belga-provenzal, profesora de Matemáticas y farmacéutica. Mi padre, limosino puro, era catedrático de Física y Química, profesor de Física-médica, director del Laboratorio Provincial, ingeniero militar de fabricación de pólvora, farmacéutico e hizo, por placer, sus estudios de Medicina a los cincuenta años. […] Mi hermana, médico y farmacéutica. Es decir: un ambiente científico puro. Nada de arte, salvo el clásico piano y violín burgués, sin gloria ni placer. Literatura: clásica, sin más. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]
Magdeleine y Odile Bonneaud
     1936
    Temporadas en un colegio internacional de Londres, para aprender inglés.
    En Londres me tocó una crisis aguda de museomanía que pasó a ser, con el tiempo, crónica. ¿Cómo se fraguó esta afición? Las primeras emociones las debo a los Turner de la Tate Gallery, los Van Gogh y curiosamente un pequeño Holbein; también a los prerrafaelistas. ¡Qué mezcla! No me avergüenzo de esta elección juvenil. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1938
    Estudios de bachillerato en Limoges. Título de Bachiller en Letras por la Universidad de Poitiers.

    1939-40

                La casa familiar en Limoges
                  [La maison de bonnheur]

    Al estallar la guerra mundial se malogra una beca de estudios en Estados Unidos que había solicitado.
    Enseñanza racionalista. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]
    Cuando realiza sus estudios de licenciatura en Letras en Poitiers, conoce a André Breton, figurando en el reducido grupo de estudiantes que se interesan por él, recibiendo una profunda influencia.
    En un pequeño hotel, donde vivía, se hospedaba también un misterioso militar melenudo, de extraños modales versallescos: era nada menos que el llamado papa del surrealismo, André Breton. Se aburría en este rol de movilizado para él insoportable. Hicimos amistad y empezó a pasar a diario las veladas con mis amigos y yo. Nos habló durante meses: influencia imborrable en una mente joven y abierta. Hablaba de su viaje a Tenerife, de Freud, de magia, de Rimbaud, de Sade, de Picasso, de Baudelaire, de arte naif o polinésico, del dadaísmo, del esoterismo, etc. Nos daba sus revistas, hoy piezas de museo. A la llegada de las tropas alemanas se marchó dejándome en depósito cajas de sus colecciones aztecas. Marchó a Nueva York y no le volví a ver sino después de la guerra. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1941
    Licenciada en Letras por la Universidad de Poitiers. Diploma expedido en París el día primero de marzo.
Ocupación nazi de Francia. Años negros y amargos. Empecé una tesina ambiciosa: Procedimientos del terror y psicología del miedo en la novela llamada gótica inglesa, desde Ann Radcliff a Monk Lewis. Falta de documentación en una Europa deshecha. Marché a París en 1943, en busca de lo que podía quedar allí del Surrealismo. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1942-43
    Publica textos y poemas en las revistas Cahiers du Sud, Centres y Profil littéraire de la France.

    1943
Maud Bonneaud
    Llega a París, reuniéndose con los elementos surrealistas que permanecieron en la capital de Francia durante la guerra.
    En los cafés de Flore y Deux Magots hice amistades intelectuales (en el Flore, Sartre y Simone de Beauvoier escribían, ayudados por una estufa que daba poco calor y unas tazas de falso café que daba descomposición de tripa. […]
    En 1943 París ocupado era un magma. Un espléndido y trágico merdero, de merde. El grupo surrealista estaba disuelto; Breton en Nueva York, Peret en Méjico, otros escondidos por ser judíos, comunistas, trotzkistas, etc. Existía una tertulia en la casa del poeta George Hugnet. Paul Eluard vivía en media clandestinidad. Todos en peligro. Conocí entonces a Óscar Domínguez, surrealista nato, pero nada teórico; vivir y pintar instintivamente le bastaba. El ambiente era tenso material y mentalmente. Sin embargo, el hecho de vivir al día (puesto que el mañana carecía de realidad) entre redadas, Gestapo, imposibilidad de viajar, falta de comida, de beber o fumar, de conseguir calefacción, entre toques de queda y bombardeos, creaba cierta euforia artificial. El aburrimiento, la rutina, no existían. Se vivía en el aire.[…]
    Una bella mañana Óscar Domínguez me llevó al taller de Picasso. Después fui muchas veces. Su casa era un centro vivo de la resistencia intelectual en contra del lema: cuando oigo la palabra cultura saco la pistola. Picasso hablaba o escuchaba, enseñaba sus últimas obras. El aire era a la vez grave y ligero. Uno se sentía vivir en la inteligencia libre, pero sin pomposidad. No se trataba de ideas o conceptos sublimes, pero el sólo hecho de estar ahí tenía un significado. Después le vi muy a menudo en la Costa Azul en su casa o en la playa Picassso, tertulia de bañistas por donde desfilaba el mundo del arte en bañador. Años atrás había tenido una gran vanidad: conocer a Picasso y que Man Ray me hiciera una fotografía. Lo conseguí y me sigue pareciendo inverosímil. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]
    Al término de la guerra y como ayudante del pintor Óscar Domínguez, trabaja en la decoración y el vestuario de Les mouches de Sartre, en Alemania.

    1944
    Fallecimiento de su padre, mort pour la France.
    El 28 de marzo de 1943 la Gestapo arrestó a su esposa y a su hija mayor, cuando el profesor Bonneaud se encontraba de viaje. Se entregó para liberarlas y fue deportado a Alemania. Murió en el campo de concentración de Buchenwald, el 2 de marzo de 1944, como consecuencia de las torturas físicas y morales que le fueron aplicadas. [Hommages rendus le 12 juin 1945 à Limoges a la Mèmoire du Professeur Arsène Bonneaud, 1884-1944, martyr de la Résistence Française. Mort au Camp de Buchenwald. Limoges. Imprimerie Nouvelle. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1945
    Inicia su carrera de esmaltadora.
    Empecé a hacer esmaltes por casualidad (hay muchos talleres de esmaltes en Limoges) y por curiosidad ( a Domínguez y a mí nos interesó esto de vitrificar colores), en plan experimental y autodidacta. Tratamos de esmaltar piedras o cuerdas de despertador, reventando hornos por dilatación imprevista. La gran enseñanza del error me dio una técnica: fundir volúmenes vítreos sobre una capa de plata o de cobre, es el fenómeno del espejo, piedras preciosas de cristal. Este es mi material. […]
    La técnica es lenta y trabajosa. Lo más interesante es la parte creacional. La parte artesanal es pesada, dura para las manos, más para la vista (trabajo a más de 800 grados), gasta nervios por la atención constante en las diversas cocciones, ya que por un minuto de descuido las piezas se echan a perder.
[Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

EW: Maud y Óscar Domínguez en su estudio de París

     Contrae matrimonio con el pintor surrealista canario Óscar Domínguez.
    Verás, mi querido amor, que nuestra felicidad será un hecho real. Yo no te pido vivir conmigo completamente, esperaré a que me lo pidas tú misma. De todas maneras, quisiera casarme contigo, quisiera que te llames Domínguez y créeme, no abusaría nunca del hecho de ser tu marido. Nos adoramos y tienes que ser feliz. Después de las grandes tempestades viene la calma. Se optimista respecto al porvenir, te lo suplico.
    A partir de ahora, mi única razón de vivir será esperar el momento en que me llames para correr hacia ti. Te suplico que no me hagas esperar demasiados días. Sufro terriblemente y cada hora que pasa es una hora de espera, de angustia de la más dolorosa. Tengo que hacer uso de toda mi voluntad para no correr esta misma noche a Limoges, pero te obedezco, me pides que retrase mi viaje, lo hago. Te pido que me escribas todos los días, es la única cosa que me dará valor para esperar. Te lo suplico, escríbeme todos los días. [Carta de Óscar Domínguez a Maud Bonneaud. Sin fecha. Archivo Hugo Westerdahl. Madrid].


    1946-47
    Expone en el Anglo-French Art Center de Londres con el grupo de españoles de la Escuela de París.

    1947-49
    Viajes y exposiciones en Olmutz, Praga y Bratislava.
    Obra en las colecciones permanentes de las galerías Dina Vierny y La Demeure de París.
    Realiza joyas para Christian Dior.

    1952
    Eduardo Westerdahl.
    Conocí a Eduardo Westerdahl en París en 1952 a través de su gran amigo Óscar Domínguez, de quien estaba yo separada en términos de máxima elegancia, estimación y amistad mutua. Admiración y afecto constante de parte, ahora, de Westerdahl y mía, puesto que somos los primeros en defender su memoria y su obra, después de mi divorcio y su muerte. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1954
    Llega a Tenerife.
    Westerdahl me organizó una exposición de mis esmaltes en el Casino de Tenerife, en 1953. [sic]. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]
    Abril. Exposición individual Maud Domínguez en el Casino Principal de Santa Cruz de Tenerife.
    Encontré un ambiente intelectual muy activo alrededor de Pérez Minik, García Cabrera y Westerdahl. En los más jóvenes noté inquietud, preocupación, curiosidad, un deseo urgente de información. Su amplia cultura necesitaba conseguir datos nuevos y actuales para llenar los huecos producidos por tantos años de falta de contactos. Pero estaban perfectamente preparados para recibir, entender y asimilar las comunicaciones que llegaron poco a poco después. […]
    Tenerife es para mí una plataforma giratoria, centrífuga y centrípeta en perpetuo movimiento, seguramente por motivos étnicos, geográficos e históricos. Conozco sus virtudes, las alabo. Sé de sus defectos, pero como los de un ser querido, los puedo criticar yo, pero no permito que lo hagan los demás. Cosa de amor. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid.]

    1955

               Eduardo y Maud Westherdahl el dia de su boda
     Publica «Óscar Domínguez. Taureaux y geologie imaginaire» en la revista parisina Bref.
    Junio, 26. «Toros y geología imaginaria: Óscar Domínguez». La Tarde. Santa Cruz de Tenerife.
    Julio, 28. «El humor, signo de los tiempos». La Tarde. Santa Cruz de Tenerife.
    Noviembre, 14. Contrae matrimonio en París con Eduardo Westerdahl Oramas, tras haber firmado un contrato regulador ante el notario Edouard du Bois, el día 2 anterior. Asisten a la ceremonia algunos amigos: Carla Prina y su marido el arquitecto Alberto Sartoris, Valentine Penrose, Guy Bernard, Luc Peire, Anthony Stubing y el doctor Mabille.
    Viaje de novios a Bélgica y Gran Bretaña.

    1956
    Exposición individual en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz, Tenerife.
    Viaje a Francia e Italia. Visitas a Picasso en La Californie.

    1957
    Octubre, 28. Nace Hugo Bernardo Westerdahl Bonneaud, en Santa Cruz de Tenerife.
    1958
    Se suicida en París Óscar Domínguez en Noche Vieja. Es sepultado el día 3 de enero de 1958 en el cementerio de Montparnasse.
    Viaje a París. De nuevo visitan a Picasso, esta vez con su hijo Hugo.

    1959
    Diciembre. Exposición Objetos Nuevos de Navidad, con César Manrique, Pablo Serrano y Fernando Mignoni. Estudio de César Manrique, calle Covarrubias, 19. Madrid. Texto del catálogo de Manuel Conde.
    Viaje a Francia.

    1960
    Febrero-marzo. Exposición Tanja Tamvelius/Maud Westerdahl. Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz.
    El día 12 de diciembre fallece en París su madre, Adrienne Aimée Bonneaud [nacida L’Hotelier].

    1961
    Exposición en el estudio del pintor César Manrique en Madrid.
    Exposición colectiva Feria de Navidad en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.

    1962
    Febrero. Exposición Tanja Tamvelius/Maud Westerdahl. Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz. Tenerife.
   Noviembre-diciembre. Exposición colectiva II Feria de Navidad en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.
    1963
    Diciembre. Exposición individual Maud Westerdahl en la Sala del Prado del Ateneo de Madrid. Edición de un Cuaderno de Arte, al cuidado de Carlos Areán, con textos de Eduardo Westerdahl, Manolo Millares y Óscar Domínguez.

    1965
    Mayo, 24. Publica el texto Los esmaltes de Pascual Fort. El Día.
    Verano en La Osa Mayor, la residencia que el matrimonio Westerdahl ha edificado, sobre planos de Salvador Fábregas, en Bajamar, Tenerife.
    Diciembre. Exposición colectiva Doce en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife y en Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz, Tenerife.

    1967
    Mayo. VIII Exposición Regional de Pintura y Escultura. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Círculo de Bellas Artes de Tenerife.
    Premio del Cabildo Insular de Tenerife por su obra Homenaje a Bizancio.

    1968
    Febrero, 10. Publica en La Tarde una traducción del poema La cabeza índigo de Valentine Penrose, dedicado a Óscar Domínguez.
    Visita a Picasso en Mougins.

    1970
    Mayo. Exposición individual en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Texto del catálogo, diseñado por la artista, de Jesús Hernández Perera, catedrático de Historia del Arte y rector de la Universidad de La Laguna. Presentación de la exposición a cargo de José María Moreno Galván.

    1972
    Febrero. Exposición individual En torno al fetichismo. Galerías Skira. Madrid. Texto del catálogo de Eduardo Westerdahl.
    Febrero. Exposición Homenaje a José Luis Sert. Colegio de Arquitectos de Canarias. Delegación de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife.

                       Catálogo de la exposición: Esmaltes

    Mayo-junio. Exposición individual Esmaltes en la Sala Conca. La Laguna de Tenerife. Textos del catálogo de Pedro García Cabrera, Manolo Millares, Óscar Domínguez y Eduardo Westerdahl.
    Mayo, 6. Conferencia sobre El Impresionismo en el Club La Prensa de Santa Cruz de Tenerife.
    Mayo, 9. Texto para la exposición Realismo fantástico de Kurt Mikula en la Sala Conca. San Cristóbal de La Laguna.

    1973
    Enero. Exposición Homenaje a Manolo Millares. Galería Juana Mordó. Madrid.
    Marzo, 7. El surrealismo. Conferencia pronunciada en el Club La Prensa de Santa Cruz de Tenerife.
    Mayo, 8. Texto para la exposición Dibujos/grabados de José Hernández en la Sala Conca. San Cristóbal de La Laguna.



    1974
    Exposición colectiva II Muestra de Artes Plásticas de Baracaldo.

    1976
    Exposición colectiva Artistas Canarios. Dirección General de Patrimonio Artístico.

    1977
    Exposición colectiva Homenaje a Picasso. Galería Balos. Las Palmas de Gran Canaria.
«A la luz del sol negro», texto para la exposición de José Abad en la Casa de Colón. Las Palmas de Gran Canaria.

    1978
    «El circo negro», texto de presentación del catálogo de José Abad. Ministerio de Cultura. Madrid.

    1979
    Texto para la exposición «Tocador de Arte», organizada por la revista Papeles Invertidos.
    Diciembre, 19. Texto para la exposición de joyas de Birgitta Bergh en la Galería Rodin de Santa Cruz de Tenerife.

    1980
                      Catálogo de la exposición: Fabulario
    Mayo-junio. Exposición individual Fabulario. Galería Rodin. Santa Cruz de Tenerife. Textos del catálogo de José de Castro Arines, José Hierro, M. A. García Viñolas, Raúl Chavarri, Enrique Azcoaga, Modest Cuixart, Manolo Millares, José María Moreno Galván, Pedro García Cabrera y Eduardo Westerdahl.
    Noviembre, 14. Texto para la exposición de José Luis Cedrés en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife.
    1982
    Enero, 15. Presenta la exposición Los pintores españoles de la Escuela de París, en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife.


    1983
    Enero, 29. Muere Eduardo Westerdahl. [Ministerio de Justicia. Registro Civil de San Cristóbal de La Laguna. Sección 3ª. Tomo 91. Pagina 441].
    Texto para el catálogo de la exposición Cándido Camacho. Caja General de Ahorros de Canarias. Santa Cruz de Tenerife.
    Abril, 18. Texto para la exposición Arte/Fotografía. Man Ray. Catalá Roca. Fontcuberta. América Sánchez, organizada por la Asociación Canaria de Amigos del Arte Contemporáneo en la Sala Los Lavaderos de Santa Cruz de Tenerife.
    Abril, 24. Interviene en el homenaje que la Universidad Menéndez Pelayo rinde a Eduardo Westerdahl
    Octubre, 11. Texto para la exposición de José Abad en la Galería Juana Mordó. Madrid.
    «En Portada», texto para José Abad. Gaceta de Canarias. Año 1, número, 6.
    Noviembre, 10. Texto para la exposición Jorge Rubio a Maud. Círculo de Bellas Artes de Tenerife.
    Noviembre. «José Abad: muestra en Madrid». Guadalimar. Madrid.

    1984
    Septiembre, 23. «Juan José Abad y sus gatos». Diario de Avisos.

    1985
    Envía colaboraciones a «Tagoror Segunda Época», páginas de cultura del periódico El Día, coordinadas por Carlos Díaz-Bertrana, Carlos Gaviño de Franchy y Domingo-Luis Hernández. En el número 0 publica «Nazco, en el Círculo de Bellas Artes».
    Septiembre, 10. Participa en la exposición 30 x 30 x El Círculo, organizada por el Círculo de Bellas Artes de Tenerife con dos obras, homenaje a Man Ray.
    Octubre, 18. Presentación del libro Sobre las piernas de Carlos Gaviño de Franchy, con ilustraciones de Fernando Álamo, en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife.
Presentación del libro Sobre las piernas. Carlos Gaviño de Franchy
de izda a dcha: Fernando Álamo, Carlos Gaviño de Franchy, Maud Westherdahl y Domingo Luis Hernández
    Diciembre, 1. «Pablo». Tagoror Segunda Época. El Día. Santa Cruz de Tenerife.
   
    1987
    Mayo, 16. Homenaje a Maud Westerdahl. Círculo de Bellas Artes de Tenerife.
    Julio, 5. Carlos Gaviño de Franchy. «Maud Westerdahl: la isla vitrificada».
    Tagoror Segunda Época. El Día. Santa Cruz de Tenerife. Maud fue la isla de vidrio que habitó Westerdahl; sus pupilas esmaltadas pudieron seguir contemplando la irrealidad de la pintura, cien veces más cierta que la cotidianeidad metálica de los grilletes con que se había pretendido domesticar la inteligencia. «Constatamos -diría Luis Felipe Vivanco- que el problema de la poesía es el problema de la realidad».
    Después de treinta años de labor en las islas Maud Westerdahl marcha a Madrid, entre otras cosas, a colaborar en una empresa que no deja de ser canaria: la preparación de la gran exposición Óscar Domínguez que el Centro de Arte Reina Sofía pretende realizar en 1988.
    Se traslada a Madrid e instala en un piso de la calle Modesto Lafuente, que acaba de adquirir. Después de acondicionarlo se siente decepcionada al comprobar que … es otra vez la misma casa. Creía estúpidamente que habría un cambiazo… pero, idiota, me olvidaba que con los mismos muebles, los mismos cuadros y sobre todo las mismas personas, las combinaciones no son infinitas. Sin embargo lo veo más mío y más acogedor […]. [Carta a Carlos Gaviño de Franchy. 25 de agosto de 1987. Archivo Carlos Gaviño de Franchy. Santa Cruz de Tenerife].

    1990
    Pasa los meses de invierno en Tenerife. En casa de Carlos Gaviño en Santa Cruz, y en Bajamar, en la de los Sánchez-Pinto.

    1991
    Noviembre, 13. Fallece en Madrid.
    Francia significa mucho para mi. Cada 14 de julio me siento orgullosa de haber tomado la Bastilla. Me dio un espíritu internacional, puesto que París es un crisol. Era grande mi libertad de elección y mis posibilidades de encuentro. Estos lujos me parecían naturales: visitar a Zadkine, cenar con Tristán Tzara, tomar una copa con Duchamp o Giacometti, la amistad inteligente de Man Ray, las conversaciones en las terrazas de los cafés con los españoles tan parisinos Flores, Peinado, Viñes, las fiestas con los sobrevivientes del Dadaísmo, el cariño sensible de Paul Eluard y las visitas con él al Rastro, el nacimiento de la Cinemateca, los primeros cortometrajes de Alain Resnais… en fin , tantas y tantas cosas. Pero nostalgia, no. No hay contradicción puesto que no hay exclusividad. Encontré otra dimensión en España. Mis amigos españoles, tantos y tan brillantes, establecen la continuidad de lo que busqué y encontré siempre. [Entrevista anónima, sin fecha. Archivo H. Westerdahl. Madrid].
    Noviembre, 18. Luis Antonio de Villena: «Maud Westerdahl. En lo alto del siglo». El País. Madrid.

    1992
    «Eduardo Westerdahl: escribir con luz». Texto para el libro Westerdahl. Escrito con luz. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias. Madrid. 1992.

MAUD WESTERDAHL
SU OBRA ANTE LA POESÍA Y LA CRÍTICA

I
MAUD, DOMADORA DE ESMALTES
por
Pedro García Cabrera

Andad despacio, no despertéis
estos ojos de águila
que escalaron los genios de Aladino.
Chist, de puntillas,
mirad su sueño ahora
antes que rompan a llorar,
amotinen sus órbitas
y no podáis volver a vuestra casa.
Maud, la domadora,
ordenó sus presencias:
el antediluviano lenguaje de las nubes,
ríos enamorados de relámpagos,
volcanes de ternuras merovingias,
los horizontes de la libertad.
Cuidado,
no habléis alto.
Rodarían al mar
perdiéndose sus aguas.
Y no los miréis más.
Te arrancarían la mirada
sin poder devolvérsela a tu rostro

[Santa Cruz de Tenerife, 12 de enero de 1972]

II
POEMA PARA MAUD
por
Juan Doramas
[Manuel Millares Sall]

    Sobre los pájaros de diamantes que nacieron ya oscuros.
    En los estratos ocultos bajo nuestras reales plantas de hombre donde se busca, se olisca, se hocica la fósil grama de nuestro llamado paraíso mundo. Sobre los maniatados arañazos pétreos donde la gota límpida y la lágrima se concertan en asociados del tiempo milenario.
    Sobre la materia prima con que el año millón, en pasos de cangrejo, hizo la luz y otros tantos milagros naturales.
    Sobre los cortejos ornamentales de las floras olvidadas en las riberas del espejo bizantino-románico-gótico-barroco y todo lo demás.
    Sobre la garganta morena del faraón cuadrilátero y animal eréctil.
    Sobre los cetros perfumados donde se ocultan los amarrijos y cosidos de este final de cada uno -valgan las crudas verdades-. Sobre los inciertos velámenes desplegados por las hojas insidiosas del andrajo.
    Sobre las ciegas carcomas que rascan el vaho de la vida.
    Sobre las válvulas supermisericordiosas enmalletadas al continuo tintineo del tíovivo y sus coches infantiles -en uno de los cuales está ahora Hugo Eva, Marina o Ana-.
    Sobre las sucias alpargatas que cuelgan de las negras correduras de betún de judea.
    Sobre estas cabezas de conocidos-no conocidos, con o sin bigote, con o sin corbata, con o sin lengua, con o sin seso, cono sin nada de nada.
    Vamos a sacar este festejo de ojos abisales.
    Esta arqueología de lucecillas visigóticas -no obstante del Limosín y Tenerife-.
    Estas constelaciones de vidrios proyectados en las atlánticas herrumbres de las áncoras -no obstante de limosines dragones y pájaros sagrados-.
    Estos evocadores trebejos colonizadores.
    HOZ, PALA, ASTIL
    (Filigranas -diría- para manos de trigos).
    PLACA, ARQUETA, ANILLO, PECTORAL, COPA DE PLATA, MEDALLÓN DE COBRE
    (Todo motas en translúcidas vacunas encendidas).
    ORLAS, LUNAS, GEMAS
    (Humildes gemas populares).
    CABUJONES
    (Humildes cabujones populares)
   Vamos a traer las palpitaciones del color aprisionado por la noble y rotunda orfebrería de Maud Westerdahl.

Juan Doramas.

[Publicaciones Españolas Cuadernos de Arte. Catálogo número 128. Sala del Prado. Ateneo de Madrid. Diciembre de 1963]

III
ESMALTES DE MAUD WESTERDAHL
por
Jesús Hernández Perera

    Si es cierto, como pensaba el arqueólogo francés Déchelette, que la escasez del coral que al Norte de Europa llegaba desde el Mediterráneo -provocada tal vez por las guerras de Alejandro Magno- fue el motivo que impulsó a los celtas de la Edad del Hierro a inventar el esmalte, habrá que convenir en que fue uno de los más afortunados descubrimientos creadores del Arte occidental.
    No sólo superó al coral y al ámbar como adherencia decorativa de piezas labradas en metal, sino que además ha venido a tener auténtica calidad de arte mayor, porque, como ya dijo Benvenuto Cellini, uno de sus más famosos cultivadores de todos los tiempos, el esmalte no es, en realidad, sino una pintura.
    Pintura de dificultad extraordinaria, sometida a una técnica depuradísima y a una habilidad de ejecución nada común, el esmalte exige además el concurso imprescindible del fuego, altas temperaturas, todo un laborioso y paciente proceso cuyo mínimo fallo puede destruir en el último instante el resultado de ímprobos y prolongados esfuerzos.
    Pintura que exige extremar en el soporte una minuciosa preparación de las planchas metálicas, acudiendo a otras técnicas de la orfebrería como el cincelado, el repujado o el buril, aparte de que, por utilizar solo óxidos metálicos que resistan varios centenares de grados de calor, debe ceñirse a una gama de unos pocos colores.
    Pese a tantas dificultades y limitaciones, el esmalte ha cautivado con su brillo a todos los pueblos de la Antigüedad y de la Edad Media y, aunque modificado en el Renacimiento y posteriormente industrializado, sigue siendo hasta nuestros días una de las manifestaciones artesanas más poderosas y cautivadoras, una de las técnicas artísticas más refinadas y admirables de todo tiempo.
    Entre todos los centros de producción de esmaltería, tanto de Oriente como de Europa occidental, pocos ha habido en el mundo creadores de tan famosos esmaltes como la ciudad francesa de Limoges. Los talleres lemosines, es bien sabido, inundaron desde el siglo XIII toda Europa de piezas de oro, plata y cobre decoradas con esmalte champlevé, grisallas o esmaltes pintados, de estilo románico, gótico o renacentista. Y aunque otros centros de esmaltería pudieron disputarle la clientela o la prioridad de fabricación, Limoges hizo célebres sus modelos y su estilo.
    Nacida precisamente en Limoges, con todo el difícil bagaje de una tradición y uno procedimientos centenarios, Maud Westerdahl, nos viene ofreciendo y cultivando desde su incorporación a Tenerife -del brazo de su esposo Eduardo Westerdahl, nuestro máximo crítico de arte-, este siempre arduo y brillante arte del esmalte.
    De sus manos destilan, fundidas a temperaturas que lindan con los mil grados centígrados, en hornos diminutos y complicados, estas rutilantes pastas vítreas que, adheridas a piezas metálicas sabiamente acondicionadas, transforman la plancha mate en un joyel refulgente, erizado de destellos de la más rozagante pedrería.
    Con esta ardiente y luminosa materia, pinta. Y sus pinturas vítreas sobre metal adquieren, con la robustez pétrea del sílice, la más delicada y femenina expresión formal, llena de sugerencias y henchidas de recuerdos, elaborada, sobre todo, a través de un temperamento creador de singular aliento.
     Entre sus procedimientos, síntesis de las técnicas románicas y bizantinas y de los esmaltes góticos, destaca sobre todo el empleo de esmaltes opacos interrumpidos por manchas translúcidas, lo que conduce a resultados siempre sorprendentes. Estas gotas doradas o malvas o verde mar o azul cobalto, aprisionadas entre cabujones azul oscuro o negro azabache, tienen raro y sugerente poder evocador, proyectando la mirada a través de su masa cristalina con el mismo atractivo con que las telas horadadas y las concavidades de las rocas del surrealismo invitan hacia horizonte soñados e irreales. No en vano la artista ha seguido de cerca a los principales conductores del fenómeno surrealista, Breton incluido.
    Aparte de sus pulseras y sortijas, copas y platos de hierro, fíbulas y pendientes, en que las pastas vítreas se engarzan en la plancha mate formando filas de cabujones de brillante colorido, en formas y laminados no ajenos a cierto regusto medieval, las más peculiares plasmaciones en que Maud ha querido últimamente expresarse tienen verdadero carácter de cuadros pictóricos, sin relación aparente con la orfebrería de las piezas anteriores.
    Pinturas de ciudades lejanas, la mayoría del mundo clásico o de la Alta Edad Media, prendidas entre murallas deformadas por las perspectivas ingenuas de los rancios miniaturistas prerrománicos o bizantinos, con todo el ambiente de estática quietud metafísica de un De Chirico, que lo mismo puede embargar a una plaza italiana presidida por su ecuestre condottiero que al claustro silente de la abadía carolingia de San Riquier. El diseño, diminuto y puntual, ilustrado con epigrafías grecolatinas, gana con los toques de esmalte una vitalidad y cromatismo que nunca pudieron sospechar los lejanos iluminadores de vitelas.
    Y como desgajadas de estas ciudades desiertas y ensimismadas, siluetas de manos enjoyadas, el perfil del dios de la guerra cobijado bajo su casco almenado, o la cabeza inquietante de la emperatriz Teodora, el plumaje alveolado del pájaro-pez, o los cojinetes de una puerta de hierro, a través de cuya cerradura el torso de Venus se transmuta en sonrosada transparencia vítrea. Múltiples metamorfosis en las que la línea incorpora, con el brillo y la acuidad del esmalte, todo el fulgor de Bizancio y el sabor de un temperamento cultivado y sensible, metafísico y poético. Un mundo de pequeñas, silenciosas ciudadelas almenadas cuyas casas cubren tejados de rubíes.

[Catálogo de la exposición Esmaltes. Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Mayo de 1970]

IV
MAUD WESTERDAHL: ESMALTES
por
José María Moreno Galván

                            Man Ray: Maud Westherdal

    A mí me hubiera gustado, además haber dialogado con Maud algo más de lo que pude hablar en aquella noche inaugural. Y eso que yo he hablado mucho ya con ella y con su marido, Eduardo Westerdahl, allí en Santa Cruz de Tenerife, donde viven y por donde -eso fue una facultad especial de Eduardo- siempre pasa como una corriente de aire con la última noticia del arte en el mundo. Eduardo Westerdahl -los que conocen mínimamente la historia de la modernidad española saben de ese nombre- lleva más de cuarenta años ejerciendo el sumo sacerdocio de las vanguardias españolas...¡desde allí, desde Tenerife!
    Maud, su mujer, es natural de Limoges, la ciudad de los esmaltes, y vivió los años de su más extrema juventud en París, en el contacto más íntimo y cordial con la última etapa del surrealismo. Cuando ella habla de André Breton, de Paul Eluard o de nuestro compatriota Óscar Domínguez, habla de algo que conoce ¿? muy bien. Como por otra vía, todo eso lo conoció Eduardo, la conversación con ambos sobre esos temas retrospectivos siempre es una lección.
    Ahora bien, yo no sé cuando fue, Maud de pronto, como obedeciendo a un irresistible imperativo de lemosina fundamental, inició una actividad de esmaltista, dentro de la cual ha ido creciendo hasta convertirse en una figura con una personalidad fortísima.
    ¿Cómo son los esmaltes de Maud? Yo no creo que la tradición lemosina ejerza un imperativo agobiador en ella, pero tampoco creo que sea indiferente a ese hecho. Yo creo que la tradición pesa sobre ella como pesa verdaderamente eso cuando es verdad: al margen de toda premeditación, atravesando, como con un leve toque tangencial, muchas predisposiciones que ya vienen del remoto pasado, sino de muchos condicionamientos actuales. Es más, yo diría que Maud, en su arte, tampoco sigue de una manera sistemática las posibles directrices de un surrealismo que, eso sí, ella pudo tocar mucho más directamente por haberlo vivido al lado de su propia fuente. Pero tampoco, insisto, es una surrealista, porque ella es mucho más joven que aquel surrealismo al que podía sentirse vinculada, por más que se adviertan en sus obras algunas reminiscencias. ¿Qué es Maud Westerdahl?
    De la tradición lemosina del esmalte, Maud conserva una sustancia como feérica, mágica, encantada. Esas gotas detenidas y vitrificadas, esa condición translúcida de lo lienifacto que, sin embargo, se niega a sí mismo tras la solidificación, le aportan a lo suyo esa sustancia, como de sueño, que hizo inscribir al esmalte en el mundo medieval y alto-medieval de los grandes ciclos legendarios donde se incrustaban las coronas reales o las ensoñadas leyendas del Santo Grial. Maud sabe eso, y no elude eso que ya tiene por su misma esencia el arte de los esmaltadores, pero, además, lo enriquece con todas sus experiencias de la actualidad que ella pudo vivir. El surrealismo que ella conoció no era ni mucho menos, una negación de la cara mágica de la vida, antes al contrario. Pero la magia del surrealismo ya era otra cosa: venía de otros supuestos más complejos por más actuales. Venía, por ejemplo, enriquecido por el factor humor. El humor fue, como se sabe, un ingrediente básico del gran surrealismo. Por cierto que una de las grandes creaciones del surrealismo -y eso lo ha captado muy bien todo el arte de Maud Westerdahl- ha sido la de la perfecta imbricación de un cierto humor con una cierta magia -o mejor dicho, la de la realización de un humor mágico-. La temática de Maud, con mucha frecuencia, invita a la sonrisa, pero no provoca a mucho más allá de la sonrisa.
    Lo que hace Maud Westerdahl son objetos. Objetos alguna vez suntuarios, como que aceptan de buena gana una cierta función ornamental destinada al atuendo femenino... Igual que en la vieja tradición del esmalte. Pero ella, con toda deliberación, traspasa muchas veces esos límites funcionales que la tradición del ornamento se impuso a sí mismo y accede a otra cosa: al cuadro propiamente dicho. Muchos esmaltes de Maud son eso, cuadros... o trípticos, o polípticos. Algo de eso había ya en la vieja tradición, con los altares portátiles y los retratos en esmaltes. Pero en Maud el fenómeno es mucho más significativo, porque es mucho más deliberado.
    Ahora, ya cerrada la exposición, estará Maud en su casa de Santa Cruz de Tenerife, al lado de Eduardo, al lado de su pequeña colección amorosamente reunida, al lado de tantas cosas, pero lejos de París, muy lejos de Nueva York. A mí la casa de los Westerdahl en Tenerife me recuerda esas mansiones de la novelística fantástica -¿de Pierre Loti, por ejemplo?-, en que cualquier castellana, en el desierto arábigo a la sombra de los cedros seculares libaneses, sabe lo que pasa en el mundo en el último minuto. No hay nada más al día de la vanguardia del arte que la casa de los Westerdahl en Tenerife. Y todo eso al lado de Eduardo, que sigue fumando su interminable pipa sin abandonar nunca a Dios gracias ese candor casi juvenil con el que nos regala siempre a nuestra llegada a su isla.

[Revista Triunfo. Exposición en las Galerías Skira. Madrid]

V
LOS ESMALTES DE MAUD
por
EDUARDO WESTERDAHL

Marcoussis Rosecroix et la ligne brisée
Deux dates deux perspectives et croyez-moi
Le grand nez triangulaire et violet du feu.
Maud téléphone émail feu du four
Grande chaleur temperature des températures
Voilá la grand Alchimie voilá la grande ilusion
La grande Maud descendant l’escalier de service
Avec le plus grand diamant de l’histoire

    Óscar Domínguez
    De ses poèmes Les deux qui se croisent
    Editions Revue Fontaine
    París, 1947.

    Todas las artes coinciden en la fisonomía que les da la aventura. La técnica del esmalte refugiada durante siglos en una rigurosa disciplina, dentro de un compendio artesanal en el que no es difícil apreciar una perfección de oficio y una gran sabiduría, controlando, a través de un elemento tan impreciso y destructor como el fuego, unos precisos y definitivos efectos, tenía también que participar en esas corrientes intercomunicables que definen a una época.
    Maud participa en la aventura, en una nueva búsqueda expresiva. Una belleza bárbara que no puede huir del destello y de una brutal elegancia, aparece siempre en sus cuadros y joyas. El esmalte es de por sí dado al ensueño, al ornato seductor. Para poner freno a este arrebato conductor de posibles y fáciles liviandades, Maud prescinde de unos soportes capciosos por su innegable riqueza y por su reconocida belleza. Elige el hierro con su grave coloración para operar en el medio luminoso de la sustancia vitrificada.
    La lucha planteada ante cada obra se concentra en los propios límites del esmalte y en la falta de flexibilidad natural al fuego, sobre todo cuando se trabaja en las cercanías de los mil grados. Se puede pintar y trazar dibujos, claro está. Se puede recurrir a técnicas conocidas de vaciado o tabicado. Pero es de esto, precisamente, de lo que quieren huir sus cuadros y sus joyas, buscando caminos de abstracción y efectos de riqueza en la materia vitrificada comunes a las texturas de la pintura contemporánea, a la irregularidad formal y a la construcción de la obra con cuerpos sin otra referencia que no sea su secreta y fulgurante presencia.
Sin embargo, esta aventura no puede desprenderse de unas raíces históricas, sobre todo si la faz expresiva que se busca corresponde a darle al esmalte una solemne gravedad, una ruda y espontánea belleza. Muchas de sus obras parecen tener una ascendencia románica. Prevalece, en la incursión que hace por lo desconocido, por las bolas de aire y la eclosión de la plata en el fondo de sus transparencias, la huella y hasta el trazado de los forjadores y artesanos medievales. ¿Hasta qué punto no está presente en su puerta el ritmo del siglo XII en la puerta de San Zeno, de Verona? En el mismo grado podrían encontrársele a su obra referencias con inquietudes frecuentes a la pintura actual. O inspiraciones de tipo cuneiforme. O abstracciones de circulación contemporánea.
    Existe en la obra de Maud una incursión dual, un fuera de tiempo. Lo que parece claro a través de toda su obra, sean joyas o cuadros, es la objetivación monumental, la indeterminación del tiempo y la cautividad misteriosa de pequeños mundos envueltos en su luz.

[Publicaciones Españolas Cuadernos de Arte. Catálogo número 128. Sala del Prado. Ateneo de Madrid. Diciembre de 1963]

VI
EN TORNO AL FETICHISMO
por
Eduardo Westerdahl

                         Catálogo de la exposición: En torno al fetichismo


     Tratándose de Maud Westerdahl -mi mujer-, quiero deponer todo juicio crítico y atenerme solamente a la observación. Es decir, soy simplemente un voyeur, como los perplejos mirones mitrados de Picasso, atisbando el espectáculo. Mirones somos todos los espectadores de cuadros. El cuadro será siempre una realidad solitaria, pero con un amplio y contradictorio poder excitable.
    Por su propia naturaleza, el esmalte es seductor. La vitrificación apresa la luz. Los colores llegan a su máximo esplendor y se convierten en joyas. El esmalte, por las naturales dificultades técnicas, no puede ser de gran formato. Maud Westerdahl ha encontrado la posibilidad de lograr grandes unidades a base del puzzle. Esta técnica viene a ser una apertura para apartarse de la pequeña pieza y acometer la obra en su posibilidad de ser considerada fuera del carácter heredado de objeto. Como se sabe, la vitrificación está sometida a altas temperaturas. El esmaltador carece de las posibilidades de retoque y corrección. La pieza se logra o estalla. El ceramista Artigas me lo contaba una vez cuando preparaba unas obras en colaboración con Miró: O salen mejor... o revientan.
    Maud se encuentra de esta forma comprometida con una belleza exaltante. Entonces recurre al humor. Con estos elementos no se puede hacer una obra de contestación, pero sí de desmitificación. Su material es lujoso y ausente de toda protesta. Hay que aceptar este territorio de belleza. Es entonces cuando Maud traslada este clima suntuario a una función crítica y elige un tema, o un serial, eterno, que denominará en torno al fetichismo. Se aborda el pudor tradicional, la sistemática moda del erotismo y de la sexualidad. Pero la obra no se contamina con las pasiones, siempre existirá una sonrisa que establezca la transfiguración.
    Claro está que en todo esto anda rondando una aura clasicista y un aura surreal. Son sus orígenes de formación cultural. El repertorio comprende el adorno babilónico, griego, medieval, renacentista, contemporáneo. Está presente la fascinación de Sardanápalo, de Salomé, de Teodora de Bizancio, de Barba Azul... Dedos y caderas, senos y piernas, cuellos y dedos, medias, botas, cinturones y collares dentro del hechizo de la belleza, de la seducción y de la escalada del tiempo. Es como un relato de la inútil utilidad del aderezo que hace la invitación a la sorpresa, al voyeur intemporal fuera de la angustia, pero situado en el misterio de la contemplación.

[Catálogo de la exposición En torno al fetichismo. Galerías Skira. Madrid. Febrero de 1972]